Entre la publicidad y el consumo hay una relación directa que nos incita o nos crea ilusiones (deseos) que nos incita a consumir. Mucha gente dice que la publicidad se creó para incitar a consumir que en realidad es así. Este es un claro ejemplo de que hay una cesta de navidad no muy grande pero lo suficiente para que nos haga ver lo que quiere transmitirnos: comprarla o si en todo caso está por sorteo, jugar a ver si toca. Lo más importante de estos anuncios es que no nos venden uno o varios productos sino que nos venden el deseo de tenerlo o la ilusión; y una vez que lo tenemos nos hartamos de él al poco tiempo. Bueno en este caso no porque nos lo comemos, bebemos y lo disfrutamos con nuestros seres más queridos.
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